jueves, 10 de julio de 2014

Sobre el amor





 
                 AMOR





Enamorarse es una de las experiencias emocionales más poderosas que puede tener una persona. Porque, ¿quién no se ha enamorado alguna vez? Todos hemos experimentado esos cambios que se producen en nuestro cuerpo con tan solo una caricia, una mirada o incluso escuchar el nombre de la persona amada. El pulso se acelera, y sientes como la sangre fluye a más velocidad; el corazón vibra a un ritmo casi frenético, dando la sensación de que se nos va a salir del pecho. Aumenta la sudoración, se nubla la vista, nervios, la sensación de tener “mariposas en el estómago”. Entonces, empezamos a dar sentido a la letra de las canciones, y la vida nos parece algo más agradable. Solo podemos pensar en él o ella, y en estar cerca. Perdemos la noción del tiempo, como si éste se congelase solo para que tú puedas disfrutar del momento en el que estáis juntos.  

Pero cada tipo de amor tiene sus rasgos distintivos. El amor que sentimos por nuestros padres es distinto del que sentimos por nuestros hermanos o por nuestros amigos. El amor romántico surge en la adolescencia, donde comienzan a surgir sentimientos de atracción apasionados.  Es durante esta etapa de la vida donde somos más susceptibles de enamorarnos, pues queremos experimentar todos los placeres de la vida. 
¿Quién no ha fantaseado ser Babi y que te escriban <<Tu y yo a Tres Metros Sobre el Cielo>> en lo alto de un puente? ¿Quién no ha deseado tener un Romeo en su vida, o incluso un vampiro tan sexy como Edward Cullen? Pero la escena que marcó el romanticismo fue sin duda la de Titanic.

  


Hache y Babi, 3 MSC
Titanic, Leonardo DiCaprio















A menudo se utiliza la  expresión “la química del amor” para referirnos a esta variedad de reacciones emocionales que se disparan en nuestro organismo. Esta expresión se identifica con lo “eléctrico”, es decir, a través de descargas neuronales, y lo químico, las hormonas que intervienen en el proceso. Os preguntareis cómo funciona el proceso de enamoramiento.  

En términos biológicos, al ver a la persona amada, los receptores de nuestro organismo envían señales al hipotálamo, que emite el mensaje a través del sistema nervioso generando la secreción de gran cantidad de hormonas, especialmente adrenalina y noradrenalina. Como consecuencia, nuestro corazón comenzará a la latir con mayor velocidad,  pudiendo alcanzar las 130 pulsaciones por minuto, y aumenta la presión arterial, por la acción de la vasopresina.

Por tanto, los tres neurotransmisores cuyo papel es clave en la primera fase del enamoramiento es la dopamina, la noradrenalina y la serotonina. La dopamina es una sustancia, producida por nuestro organismo que nos hace sentir placer.  La noradrenalina es la encargada de mantener la atención en algunas cosas más que en otras, lo que en este caso hace que aumente la atracción y la atención hacia la persona amada, y menos hacia las demás personas. Por otra parte la serotonina permite mantener equilibrio emocional.

Sin duda, donde experimentamos una mayor variación de esta hormona, en el caso de la mujer, es durante el ciclo menstrual, lo que causa que nos irritemos por pequeñas cosas o nos pongamos a llorar sin venir a cuento. Los hombres encuentran los aromas femeninos más atractivos cuando éstas están ovulando, así que chicas ya sabéis cuando es mejor momento del mes para ligar ;)
Por tanto, la expresión "el amor es una droga" no es del todo una exageración, puesto que al enamorarte liberas sustancias químicas en el cerebro que afectan a nuestro humor, e influyen sobre el placer,  la excitación y la motivación.

El enamoramiento induce una respuesta sexual. El flujo hormonal incrementa la excitación sexual, siendo la oxitocina la hormona que ayuda a que el sexo sea placentero pero también intensifica la unión posterior al mismo. Si bien el sexo y el amor pueden venir juntos, el sexo y el amor involucran sistemas del cerebro muy diferentes. Para nuestra sorpresa, en el amor romántico se activan regiones del hemisferio derecho del cerebro, en tanto que el sexo y la atracción física están activados por estructuras cerebrales del hemisferio izquierdo. Es curioso, verdad?!

Sin embargo, no en todas las ocasiones nuestro amor es correspondido, pues el amor se trata de dos. El enamorarse puede ser bueno, pero en cierta medida, ya que puede inducir a la obsesión. Pero el enamorarse de quien no siente lo mismo también puede ser perjudicial, pues se experimenta ansiedad a causa del flujo de las hormonas del estrés. Como consecuencia esa persona será apática y desganada. 
 
Probablemente, os habréis preguntado alguna vez si existe el amor eterno, ese amor que aparece en las películas en el que son capaces de dar la vida por la otra persona. Pero, ¿existe en la vida real? Muchas investigaciones han demostrado que el amor propiamente dicho dura entre 2 y 4 años, siendo de mayor intensidad en las primeras etapas del enamoramiento, luego decrece paulatinamente, hasta llegar a un estado de estabilidad emocional, puesto que no existiría como tal. Aunque los más románticos quieren pensar que si existe el amor para toda la vida. ¿Tú que piensas?

Hemos hablado sobre el amor y los enamorados, pero no siempre cuando vemos a una pareja necesariamente lo están. En muchas ocasiones, los hombres y las mujeres eligen a la persona con la que quieren estar. Vale, esto quita todo el romanticismo al asunto, pero lo cierto es que se da más de lo que pensamos, A la hora de elegir la pareja existen diferencias entre ambos géneros, de manera que las mujeres se guían por lo fuerte y atlético, como hombros anchos, pronunciado mentón, amplia espalda, tonicidad muscular, pues éstos parecen ser indicadores de potencia sexual y buena calidad de los genes. Por otro lado, los hombres, se guían por cintura estrecha, caderas anchas, labios gruesos y suavidad de facciones, es decir, rasgos que indiquen juventud y fertilidad. Por tanto, mientras que ellos las prefieren esbeltas y jóvenes, ellas los prefieren fuertes y altos. También existe una relación de emparejamiento entre las personas con igual o parecido nivel de inteligencia.
 
Puede que después de leer esto a  algunos os hayan surgido dudas, preguntas, o quizás os hayais sentido identificados, por eso, animo a que dejéis vuestros comentarios. 
Y diciendo esto me despido con una frase de William Shakespeare:
 
"Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado."